Post by Pablo on Sept 5, 2005 9:44:40 GMT -5
Visibles y Con Derechos
En Puerto Rico las personas transexuales confrontan discrimen e invisibilización ejercida por muchos sectores de la comunidad. La falta de servicios sensibles, las intervenciones abusivas de la policía o la falta de acción ante solicitud de protección, la invisibilidad en cuanto a identidad jurídica, y el desconocimiento de la situación de estas/estos ciudadanas/ciudadanos, son algunos de los muchos obstáculos que de día en día deben confrontar las personas transexuales.
Preocupados/Preocupadas por esta situación Amnistía Internacional, Sección de Puerto Rico convoca a una manifestación el martes 26 de julio a las 5:30 PM frente al Tribunal Supremo de Puerto Rico (frente al parque Sixto Escobar en San Juan) a la manifestación Visibles y Con Derechos
Les esperamos a todos/todas el martes 26 de julio a las 5:30 frente al Tribunal Supremo de Puerto Rico.
EL TRIBUNAL Supremo "erró" al denegar la petición de Alexandra Delgado para que se le cambiara el sexo en su certificado de nacimiento.
El abogado constitucionalista Antonio Fernós no sólo se refirió al derecho de Delgado a la intimidad, garantizado en la Constitución, sino a uno de los argumentos de la opinión mayoritaria, escrita por Anabelle Rodríguez, de que la decisión del Supremo en el caso Ex Parte Andino Torres (2000) no representa un precedente porque fue una sentencia. En ese caso, prácticamente idéntico al de Delgado, se permitió cambiar el sexo de hombre a mujer en el certificado de nacimiento de Alexandra Andino Torres. Delgado, de 34 años, se sometió a una operación de cambio de sexo de hombre a mujer en mayo de 2003.
"Es una decisión desafortunada porque perpetúa la ciudadanía de segunda clase en la sociedad puertorriqueña. Es muy humillante y en este caso podría ser muy peligroso"
"Lo peor es que el Tribunal Supremo contradice su propia doctrina de adjudicación judicial de seguir lo que ellos erróneamente llaman doctrina de precedente, que realmente es sentencia normativa porque no siguen su propia decisión anterior", explicó en entrevista desde Estados Unidos el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Interamericana.
Fernós aseguró, como también lo establece el juez asociado Jaime Fuster en su opinión disidente, que el Tribunal Supremo le cogió miedo a la reacción de los sectores religiosos fundamentalistas del país.
"No hay que ir a ninguna universidad para darse cuenta que es una decisión producto de la falta de juridicidad y un evidente temor a la crítica fanática religiosa. Esto es inaceptable en un estado no confesional de derecho, pero lo vemos retratado de cuerpo entero", dijo.
El director ejecutivo de la American Civil Liberties Union (ACLU) en Puerto Rico, William Ramírez, coincidió, por separado, con Fernós en que el Tribunal Supremo debió haber resuelto de acuerdo con el caso anterior.
Al abogado le preocupa sobre todo cómo se afectará la cotidianidad de Delgado. Sostuvo que el Tribunal Supremo la ha obligado a ser una "ciudadana de segunda clase". "Es una decisión desafortunada porque perpetúa la ciudadanía de segunda clase en la sociedad puertorriqueña. Es muy humillante y en este caso podría ser muy peligroso. El argumento de que los cromosomas son los que definen el sexo es como un castigo. Hay un hecho real: esta persona se hizo esa operación y hoy es una mujer y te encuentras con un problema jurídico que tiene que ser resuelto", señaló.
Ramírez criticó la interpretación "rígida", también señalado por la jueza asociada Liana Fiol Matta en su opinión disidente, de la Ley del Registro Demográfico que data de 1931 y no ha sido enmendada. Subrayó que en la decisión se citan las opiniones de tratadistas españoles sobre la Ley de Registro Civil de España, pero no se establece que en España "se ha aceptado registrar el cambio de transexuales en su actas de nacimiento".
Cómo se hizo en el caso anterior
El director del Registro Demográfico, Nicolás Fernández, explicó que en el caso de Andino Torres se tachó la referencia a su sexo masculino y se añadió el femenino. Precisó que en el acta original aparece el cambio con la tachadura, pero en la copia certificada que se expide está el cambio completo.
Éste es el mismo procedimiento que se sigue para otros cambios en el certificado de nacimiento, como de nombre y fecha. Pero, en el cambio de apellidos cuando la persona es adoptada legalmente, se guarda el acta original con las resoluciones del tribunal en un sobre lacrado. Resalta que en este caso específico el certificado de nacimiento tampoco refleja la situación exacta de la persona cuando nació.
"Nosotros estamos aquí para ejecutar las leyes y no para interpretarlas, para eso está la Rama Judicial. En el certificado de nacimiento partimos de una presencia, un nacimiento, una defunción, es un hecho vital y lo que aparece ahí es un hecho y eso es lo que entiendo está en esta decisión. En el cambio de sexo genéticamente no hay un cambio, sólo externamente, en el físico", opinó Fernández.
El caso de Alexis a Alexandra
Alexis Delgado Hernández, de 34 años, se sometió a una operación de cambio de sexo en Colorado en mayo de 2003 y fue al tribunal para que el sexo en su certificado de nacimiento fuera cambiado a femenino y su nombre de Alexis a Alexandra. Como el Departamento de Justicia nunca respondió a la solicitud de expresión que le hizo el tribunal, éste emitió una resolución ordenándole al Registro Demográfico que realizara los cambios solicitados. Delgado solicitó también que se hiciera un cambio similar en su licencia de conducir.
Después de todo esto, el Fiscal de Distrito "despertó" y solicitó al Tribunal de Apelaciones que dejara sin efecto la resolución, lo que ese foro procedió a hacer. Delgado Hernández acudió entonces al Tribunal Supremo.
La opinión de la mayoría
En representación de la mayoría, la jueza asociada Anabelle Rodríguez primero decidió que el caso no iba a contar con una sentencia como la que el Supremo emitió en el 2000. En ese caso, Ex Parte Andino Torres, se permitió que un transexual obtuviera un cambio de la clasificación de sexo de su certificado de nacimiento.
Luego, Rodríguez decidió que el concepto "sexo" recogido en el certificado es el biológico y no el social o psicológico que entra en juego cuando una persona decide someterse a una operación de cambio de sexo. Añadió que la ley del Registro Demográfico es específica sobre cuándo se van a alterar los certificados y que el caso de Delgado no cae en esa enumeración. Señaló que serían los legisladores los que tendrían que cambiar la ley para admitir la alteración solicitada.
Los jueces disidentes
El juez asociado Jaime Fuster Berlingeri sostuvo que al caso de Delgado se le debió aplicar el peso de la sentencia en el caso de Andino para permitirle el cambio y acusó que la mayoría no lo hizo por temor a los sectores fundamentalistas del país. "Aquella decisión fue criticada severamente por algunos sectores religiosos del país y así pagamos el precio que tiene ejercer nuestra fundamental misión judicial con verticalidad. Pero este foro no puede amilanarse por mor de esa crítica", subrayó.
La jueza asociada Liana Fiol Matta acusó a la mayoría de ser "excesivamente rígida" en la interpretación de la ley, y adujo que esa visión pudo haber conllevado la violación de los derechos a la dignidad, intimidad e igualdad ante la ley de quien llamó "la peticionaria". La jueza rebatió el razonamiento de la mayoría diciendo que el sexo se pone en el certificado por observación externa de la genitalia del recién nacido, no por ningún examen biológico y que, por ese mismo criterio, ya Delgado es mujer, no hombre.
"Nos sorprende que la (mayoría) reconozca que quienes 'han decidido someterse a una operación de reasignación de sexo son personas que han tomado medidas extraordinarias en su ardiente deseo de vivir una vida ordinaria' y, sin embargo, no les permita vivir esa vida ordinaria, que no es otra cosa que una vida donde les garanticemos su intimidad y dignidad como seres humanos".
Lucha por enterrar al hombre que fue
RECUERDA sentirse como una niña desde siempre. Una niña en el cuerpo de un niño. Nunca olvidará ese día lejano cuando tenía cinco años y le dijo a su mamá, con inocencia, que era una niña. Este comentario podría parecer absolutamente natural para algunos, pero en aquel momento esa niña era un varón que se llamaba Alexis. Se supone que le gustara hacer lo mismo que a sus amiguitos de kindergarten. Pero él lo que quería era jugar con muñecas y estar con otras nenas.
Hoy Alexis es Alexandra Delgado. Tiene 34 años y hace dos que se sometió a una operación para cambiarse el sexo de hombre a mujer. Ahora se siente "normal", con una vida "ordinaria". Siente que su cuerpo finalmente responde a su mente y a sus emociones. Hoy es feliz, está enamorada y quiere vivir de acuerdo con esa normalidad.
Pero, esa vida normal ha sido amenazada abruptamente por la avalancha de publicidad que ha recibido su caso desde que el Tribunal Supremo de Puerto Rico decidió que en su acta de nacimiento debe permanecer que su sexo es masculino, aunque su nombre puede cambiar de Alexis a Alexandra. Siente que está "a merced de un tribunal retrógrado" y de un sistema de justicia que la ha "anulado".
Es que Alexandra ansía, casi con desesperación, esa normalidad que muchos toman por sentada. Ella siempre se sintió diferente, rara, "anormal". Quiere olvidar el hombre que fue y ser lo que es ahora: una mujer. Y así quiere que conste en su certificado de nacimiento en su licencia de conducir, para ser como todos los demás. Porque ella asegura que siempre ha sido una mujer, sólo que nació en el cuerpo equivocado.
–¿Cómo fue tu adolescencia? Esos años tan difíciles.
–No fue fácil, por el discrimen, por lo mismo que tengo miedo ahora. Miraba a los muchachos y me sentía mal. Me hubiera encantado tener una adolescencia normal... Perdí mi nombre, lo que me decían era la palabra obscena 'pato'.
–¿Tuviste alguna relación sentimental durante esos años?
–Si te refieres a un relación homosexual, nunca la he tenido. Mis relaciones han sido después de la cirugía. Yo era completamente asexual... A mi los hombres gay no me gustan, por más varones que se vean.
Alexandra viene de una familia unida. Sus padres todavía están juntos y tiene cinco hermanos. Aunque se les hizo difícil al principio, sus padres la han apoyado. Dice que su madre es su confidente y su mejor amiga. De hecho, a la primera persona a quien le confió que quería hacerse la operación fue a su mamá. De eso hace diez años.
"Cuando nací nunca me hicieron un examen cromosomático ni un examen hormonal, sino visual... Es bien fuerte mirarte en el espejo y no reconocerte y preguntarte: '¿por qué me siento así?', ¿por qué esa atracción hacia, en ese momento, mi mismo sexo? No es fácil", cuestionó en un tono reflexivo.
–¿Qué significa para ti ser una mujer?
–Una mujer no es solamente tener pechos y una girl thingy, sino un sinnúmero de cosas que hacen un todo: amor, comprensión, sabiduría, honestidad. Y eso es lo que soy yo.
Hace diez años Alexandra le dijo a su mamá que estaba "harta" de tener un cuerpo que no la representaba. Ahí comenzó, bajo el cuidado de un médico de Filadelfia, un largo y complejo proceso de terapias sicológicas y hormonales para convertirse en una mujer. Se hizo una implantación de senos y su cuerpo fue cambiando.
El 23 de mayo de 2003 Alexis entró a las 6:00 de la mañana a la sala de operaciones del Mt. San Rafael Hospital en Colorado. A la 1:00 de la tarde, Alexandra estaba en una habitación, sola, pero feliz, porque ya tenía el cuerpo que soñaba tener desde pequeña.
–¿Dudaste en algún momento?
–Nunca. Le pedí a Dios que si esto era una perdición que no me dejara salir viva de la operación.
Pasó nueve días en el hospital, tres en un hotel de Colorado y luego regresó a Puerto Rico, donde la cuidaron familiares y amistades. A las tres semanas ya estaba trabajando de nuevo.
–¿Cómo fue la primera vez que te miraste el cuerpo en el espejo después de la operación?
–Cuando me miré dije: 'hello, bienvenida, por fin soy yo'.
"Fue sentir un desahogo, un despojo. Soy una mujer, lo que siempre he querido ser. Tengo paz emocional porque eres finalmente lo que siempre quisiste ser", narró Alexandra emocionada.
Pero, esa paz emocional, esa normalidad, esa vida ordinaria como mujer ha sido perturbada por la vorágine legal de su caso. Cuando regresó a Puerto Rico decidió que quería que su acta de nacimiento y su licencia de conducir reflejaran su sexo, en otro intento por llevar esa vida normal.
Pero, la reciente decisión del Tribunal Supremo –con opiniones disidentes de Jaime Fuster y Liana Fiol–, negándole su petición le ha arrancado su intimidad y convertido en centro de atención. Y eso le preocupa, mucho, porque Alexandra asegura que nunca pensó que esto le pasaría. Estaba segura de que el Supremo resolvería de acuerdo con la sentencia del caso Ex Parte Andino Torres (2000), en el que se permitió cambiar el sexo de un transexual en su certificado de nacimiento.
"Por eso quise que se hiciera el cambio, para conseguir un trabajo. Imagínate tú, ¿cómo voy a pedir trabajo con un certificado de nacimiento que dice 'Alexandra Delgado, varón'? No quería que el sistema de justicia me anulara y me están anulando. Me han obligado a quedar en ridículo. No estoy pidiendo nada que no crea justo para una persona normal que quiere vivir una vida normal", subraya, ahora furiosa.
Alexandra, quien estuvo acompañada por su abogado José Luis Velázquez Ruiz, afirmó que no inició esta batalla legal para casarse, sino para sentirse "bien". Uno de los argumentos de la decisión es que si se cambiaba su sexo en el acta de nacimiento podría casarse con un hombre. El Código Civil de Puerto Rico sólo permite el matrimonio entre hombre y mujer.
"No me cambié de sexo para casarme, sino para ser una persona normal, como lo soy ahora. Les exhorto a los jueces que no piensen que me voy a casar, sino que tienen la vida de un ser humano en sus manos", dijo. Su abogado pedirá una reconsideración al tribunal.
–¿Cómo te has sentido durante este proceso judicial?
–Bien doloroso, escabroso. Estamos en esto desde el 2003. La decisión del Tribunal Supremo ha sido muy fuerte. Pero lo más difícil ha sido que saliera mi nombre en todos los medios de comunicación, porque pensé que esto sería confidencial.
A pesar de que era previsible que un caso tan polémico como el suyo llegara en algún momento al plano público, Alexandra asegura que nunca lo imaginó. Incluso, rechazó acercamientos de organizaciones de derechos humanos que querían iniciar una campaña a favor de su caso. Ahora tampoco quiere ser activista ni luchar por los derechos de los transexuales. Quiere estar en su casa, con su gente y ser una persona totalmente anónima.
Por eso se va a vivir a Estados Unidos, donde piensa que tendrá más oportunidades. Con un bachillerato en Educación y una maestría en Administración, graduada con promedios altos, Alexandra siente que no puede hacer nada. Su acta de nacimiento le da "vergüenza".
Su pasado vuelve siempre para atormentarla. Tiene amistades que saben que era un hombre, pero otras no.
–¿Crees que engañas a las personas a quienes no les has dicho que antes eras un hombre?
–No, estoy protegiendo mi intimidad. La gente no sale con un letrero a la calle que anuncia lo que hicieron en su pasado. Las personas tienen derecho a vivir una vida normal. No es lógico que le tenga que decir a todo el mundo que era un hombre, o un transexual, porque ése es mi pasado y como pasado se queda.
Alexandra ya no quiere hablar más. Quiere regresar a su vida normal, alejada de las preguntas, del protagonismo. Quiere pensar que algún día podrá tener una familia y un compañero. Quiere ser una mujer como cualquier otra.
"No me operé para hacerle daño a nadie. Yo sólo quería que mi cuerpo y mi mente estuvieran en una misma línea", dijo al despedirse.
En Puerto Rico las personas transexuales confrontan discrimen e invisibilización ejercida por muchos sectores de la comunidad. La falta de servicios sensibles, las intervenciones abusivas de la policía o la falta de acción ante solicitud de protección, la invisibilidad en cuanto a identidad jurídica, y el desconocimiento de la situación de estas/estos ciudadanas/ciudadanos, son algunos de los muchos obstáculos que de día en día deben confrontar las personas transexuales.
Preocupados/Preocupadas por esta situación Amnistía Internacional, Sección de Puerto Rico convoca a una manifestación el martes 26 de julio a las 5:30 PM frente al Tribunal Supremo de Puerto Rico (frente al parque Sixto Escobar en San Juan) a la manifestación Visibles y Con Derechos
Les esperamos a todos/todas el martes 26 de julio a las 5:30 frente al Tribunal Supremo de Puerto Rico.
EL TRIBUNAL Supremo "erró" al denegar la petición de Alexandra Delgado para que se le cambiara el sexo en su certificado de nacimiento.
El abogado constitucionalista Antonio Fernós no sólo se refirió al derecho de Delgado a la intimidad, garantizado en la Constitución, sino a uno de los argumentos de la opinión mayoritaria, escrita por Anabelle Rodríguez, de que la decisión del Supremo en el caso Ex Parte Andino Torres (2000) no representa un precedente porque fue una sentencia. En ese caso, prácticamente idéntico al de Delgado, se permitió cambiar el sexo de hombre a mujer en el certificado de nacimiento de Alexandra Andino Torres. Delgado, de 34 años, se sometió a una operación de cambio de sexo de hombre a mujer en mayo de 2003.
"Es una decisión desafortunada porque perpetúa la ciudadanía de segunda clase en la sociedad puertorriqueña. Es muy humillante y en este caso podría ser muy peligroso"
"Lo peor es que el Tribunal Supremo contradice su propia doctrina de adjudicación judicial de seguir lo que ellos erróneamente llaman doctrina de precedente, que realmente es sentencia normativa porque no siguen su propia decisión anterior", explicó en entrevista desde Estados Unidos el profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Interamericana.
Fernós aseguró, como también lo establece el juez asociado Jaime Fuster en su opinión disidente, que el Tribunal Supremo le cogió miedo a la reacción de los sectores religiosos fundamentalistas del país.
"No hay que ir a ninguna universidad para darse cuenta que es una decisión producto de la falta de juridicidad y un evidente temor a la crítica fanática religiosa. Esto es inaceptable en un estado no confesional de derecho, pero lo vemos retratado de cuerpo entero", dijo.
El director ejecutivo de la American Civil Liberties Union (ACLU) en Puerto Rico, William Ramírez, coincidió, por separado, con Fernós en que el Tribunal Supremo debió haber resuelto de acuerdo con el caso anterior.
Al abogado le preocupa sobre todo cómo se afectará la cotidianidad de Delgado. Sostuvo que el Tribunal Supremo la ha obligado a ser una "ciudadana de segunda clase". "Es una decisión desafortunada porque perpetúa la ciudadanía de segunda clase en la sociedad puertorriqueña. Es muy humillante y en este caso podría ser muy peligroso. El argumento de que los cromosomas son los que definen el sexo es como un castigo. Hay un hecho real: esta persona se hizo esa operación y hoy es una mujer y te encuentras con un problema jurídico que tiene que ser resuelto", señaló.
Ramírez criticó la interpretación "rígida", también señalado por la jueza asociada Liana Fiol Matta en su opinión disidente, de la Ley del Registro Demográfico que data de 1931 y no ha sido enmendada. Subrayó que en la decisión se citan las opiniones de tratadistas españoles sobre la Ley de Registro Civil de España, pero no se establece que en España "se ha aceptado registrar el cambio de transexuales en su actas de nacimiento".
Cómo se hizo en el caso anterior
El director del Registro Demográfico, Nicolás Fernández, explicó que en el caso de Andino Torres se tachó la referencia a su sexo masculino y se añadió el femenino. Precisó que en el acta original aparece el cambio con la tachadura, pero en la copia certificada que se expide está el cambio completo.
Éste es el mismo procedimiento que se sigue para otros cambios en el certificado de nacimiento, como de nombre y fecha. Pero, en el cambio de apellidos cuando la persona es adoptada legalmente, se guarda el acta original con las resoluciones del tribunal en un sobre lacrado. Resalta que en este caso específico el certificado de nacimiento tampoco refleja la situación exacta de la persona cuando nació.
"Nosotros estamos aquí para ejecutar las leyes y no para interpretarlas, para eso está la Rama Judicial. En el certificado de nacimiento partimos de una presencia, un nacimiento, una defunción, es un hecho vital y lo que aparece ahí es un hecho y eso es lo que entiendo está en esta decisión. En el cambio de sexo genéticamente no hay un cambio, sólo externamente, en el físico", opinó Fernández.
El caso de Alexis a Alexandra
Alexis Delgado Hernández, de 34 años, se sometió a una operación de cambio de sexo en Colorado en mayo de 2003 y fue al tribunal para que el sexo en su certificado de nacimiento fuera cambiado a femenino y su nombre de Alexis a Alexandra. Como el Departamento de Justicia nunca respondió a la solicitud de expresión que le hizo el tribunal, éste emitió una resolución ordenándole al Registro Demográfico que realizara los cambios solicitados. Delgado solicitó también que se hiciera un cambio similar en su licencia de conducir.
Después de todo esto, el Fiscal de Distrito "despertó" y solicitó al Tribunal de Apelaciones que dejara sin efecto la resolución, lo que ese foro procedió a hacer. Delgado Hernández acudió entonces al Tribunal Supremo.
La opinión de la mayoría
En representación de la mayoría, la jueza asociada Anabelle Rodríguez primero decidió que el caso no iba a contar con una sentencia como la que el Supremo emitió en el 2000. En ese caso, Ex Parte Andino Torres, se permitió que un transexual obtuviera un cambio de la clasificación de sexo de su certificado de nacimiento.
Luego, Rodríguez decidió que el concepto "sexo" recogido en el certificado es el biológico y no el social o psicológico que entra en juego cuando una persona decide someterse a una operación de cambio de sexo. Añadió que la ley del Registro Demográfico es específica sobre cuándo se van a alterar los certificados y que el caso de Delgado no cae en esa enumeración. Señaló que serían los legisladores los que tendrían que cambiar la ley para admitir la alteración solicitada.
Los jueces disidentes
El juez asociado Jaime Fuster Berlingeri sostuvo que al caso de Delgado se le debió aplicar el peso de la sentencia en el caso de Andino para permitirle el cambio y acusó que la mayoría no lo hizo por temor a los sectores fundamentalistas del país. "Aquella decisión fue criticada severamente por algunos sectores religiosos del país y así pagamos el precio que tiene ejercer nuestra fundamental misión judicial con verticalidad. Pero este foro no puede amilanarse por mor de esa crítica", subrayó.
La jueza asociada Liana Fiol Matta acusó a la mayoría de ser "excesivamente rígida" en la interpretación de la ley, y adujo que esa visión pudo haber conllevado la violación de los derechos a la dignidad, intimidad e igualdad ante la ley de quien llamó "la peticionaria". La jueza rebatió el razonamiento de la mayoría diciendo que el sexo se pone en el certificado por observación externa de la genitalia del recién nacido, no por ningún examen biológico y que, por ese mismo criterio, ya Delgado es mujer, no hombre.
"Nos sorprende que la (mayoría) reconozca que quienes 'han decidido someterse a una operación de reasignación de sexo son personas que han tomado medidas extraordinarias en su ardiente deseo de vivir una vida ordinaria' y, sin embargo, no les permita vivir esa vida ordinaria, que no es otra cosa que una vida donde les garanticemos su intimidad y dignidad como seres humanos".
Lucha por enterrar al hombre que fue
RECUERDA sentirse como una niña desde siempre. Una niña en el cuerpo de un niño. Nunca olvidará ese día lejano cuando tenía cinco años y le dijo a su mamá, con inocencia, que era una niña. Este comentario podría parecer absolutamente natural para algunos, pero en aquel momento esa niña era un varón que se llamaba Alexis. Se supone que le gustara hacer lo mismo que a sus amiguitos de kindergarten. Pero él lo que quería era jugar con muñecas y estar con otras nenas.
Hoy Alexis es Alexandra Delgado. Tiene 34 años y hace dos que se sometió a una operación para cambiarse el sexo de hombre a mujer. Ahora se siente "normal", con una vida "ordinaria". Siente que su cuerpo finalmente responde a su mente y a sus emociones. Hoy es feliz, está enamorada y quiere vivir de acuerdo con esa normalidad.
Pero, esa vida normal ha sido amenazada abruptamente por la avalancha de publicidad que ha recibido su caso desde que el Tribunal Supremo de Puerto Rico decidió que en su acta de nacimiento debe permanecer que su sexo es masculino, aunque su nombre puede cambiar de Alexis a Alexandra. Siente que está "a merced de un tribunal retrógrado" y de un sistema de justicia que la ha "anulado".
Es que Alexandra ansía, casi con desesperación, esa normalidad que muchos toman por sentada. Ella siempre se sintió diferente, rara, "anormal". Quiere olvidar el hombre que fue y ser lo que es ahora: una mujer. Y así quiere que conste en su certificado de nacimiento en su licencia de conducir, para ser como todos los demás. Porque ella asegura que siempre ha sido una mujer, sólo que nació en el cuerpo equivocado.
–¿Cómo fue tu adolescencia? Esos años tan difíciles.
–No fue fácil, por el discrimen, por lo mismo que tengo miedo ahora. Miraba a los muchachos y me sentía mal. Me hubiera encantado tener una adolescencia normal... Perdí mi nombre, lo que me decían era la palabra obscena 'pato'.
–¿Tuviste alguna relación sentimental durante esos años?
–Si te refieres a un relación homosexual, nunca la he tenido. Mis relaciones han sido después de la cirugía. Yo era completamente asexual... A mi los hombres gay no me gustan, por más varones que se vean.
Alexandra viene de una familia unida. Sus padres todavía están juntos y tiene cinco hermanos. Aunque se les hizo difícil al principio, sus padres la han apoyado. Dice que su madre es su confidente y su mejor amiga. De hecho, a la primera persona a quien le confió que quería hacerse la operación fue a su mamá. De eso hace diez años.
"Cuando nací nunca me hicieron un examen cromosomático ni un examen hormonal, sino visual... Es bien fuerte mirarte en el espejo y no reconocerte y preguntarte: '¿por qué me siento así?', ¿por qué esa atracción hacia, en ese momento, mi mismo sexo? No es fácil", cuestionó en un tono reflexivo.
–¿Qué significa para ti ser una mujer?
–Una mujer no es solamente tener pechos y una girl thingy, sino un sinnúmero de cosas que hacen un todo: amor, comprensión, sabiduría, honestidad. Y eso es lo que soy yo.
Hace diez años Alexandra le dijo a su mamá que estaba "harta" de tener un cuerpo que no la representaba. Ahí comenzó, bajo el cuidado de un médico de Filadelfia, un largo y complejo proceso de terapias sicológicas y hormonales para convertirse en una mujer. Se hizo una implantación de senos y su cuerpo fue cambiando.
El 23 de mayo de 2003 Alexis entró a las 6:00 de la mañana a la sala de operaciones del Mt. San Rafael Hospital en Colorado. A la 1:00 de la tarde, Alexandra estaba en una habitación, sola, pero feliz, porque ya tenía el cuerpo que soñaba tener desde pequeña.
–¿Dudaste en algún momento?
–Nunca. Le pedí a Dios que si esto era una perdición que no me dejara salir viva de la operación.
Pasó nueve días en el hospital, tres en un hotel de Colorado y luego regresó a Puerto Rico, donde la cuidaron familiares y amistades. A las tres semanas ya estaba trabajando de nuevo.
–¿Cómo fue la primera vez que te miraste el cuerpo en el espejo después de la operación?
–Cuando me miré dije: 'hello, bienvenida, por fin soy yo'.
"Fue sentir un desahogo, un despojo. Soy una mujer, lo que siempre he querido ser. Tengo paz emocional porque eres finalmente lo que siempre quisiste ser", narró Alexandra emocionada.
Pero, esa paz emocional, esa normalidad, esa vida ordinaria como mujer ha sido perturbada por la vorágine legal de su caso. Cuando regresó a Puerto Rico decidió que quería que su acta de nacimiento y su licencia de conducir reflejaran su sexo, en otro intento por llevar esa vida normal.
Pero, la reciente decisión del Tribunal Supremo –con opiniones disidentes de Jaime Fuster y Liana Fiol–, negándole su petición le ha arrancado su intimidad y convertido en centro de atención. Y eso le preocupa, mucho, porque Alexandra asegura que nunca pensó que esto le pasaría. Estaba segura de que el Supremo resolvería de acuerdo con la sentencia del caso Ex Parte Andino Torres (2000), en el que se permitió cambiar el sexo de un transexual en su certificado de nacimiento.
"Por eso quise que se hiciera el cambio, para conseguir un trabajo. Imagínate tú, ¿cómo voy a pedir trabajo con un certificado de nacimiento que dice 'Alexandra Delgado, varón'? No quería que el sistema de justicia me anulara y me están anulando. Me han obligado a quedar en ridículo. No estoy pidiendo nada que no crea justo para una persona normal que quiere vivir una vida normal", subraya, ahora furiosa.
Alexandra, quien estuvo acompañada por su abogado José Luis Velázquez Ruiz, afirmó que no inició esta batalla legal para casarse, sino para sentirse "bien". Uno de los argumentos de la decisión es que si se cambiaba su sexo en el acta de nacimiento podría casarse con un hombre. El Código Civil de Puerto Rico sólo permite el matrimonio entre hombre y mujer.
"No me cambié de sexo para casarme, sino para ser una persona normal, como lo soy ahora. Les exhorto a los jueces que no piensen que me voy a casar, sino que tienen la vida de un ser humano en sus manos", dijo. Su abogado pedirá una reconsideración al tribunal.
–¿Cómo te has sentido durante este proceso judicial?
–Bien doloroso, escabroso. Estamos en esto desde el 2003. La decisión del Tribunal Supremo ha sido muy fuerte. Pero lo más difícil ha sido que saliera mi nombre en todos los medios de comunicación, porque pensé que esto sería confidencial.
A pesar de que era previsible que un caso tan polémico como el suyo llegara en algún momento al plano público, Alexandra asegura que nunca lo imaginó. Incluso, rechazó acercamientos de organizaciones de derechos humanos que querían iniciar una campaña a favor de su caso. Ahora tampoco quiere ser activista ni luchar por los derechos de los transexuales. Quiere estar en su casa, con su gente y ser una persona totalmente anónima.
Por eso se va a vivir a Estados Unidos, donde piensa que tendrá más oportunidades. Con un bachillerato en Educación y una maestría en Administración, graduada con promedios altos, Alexandra siente que no puede hacer nada. Su acta de nacimiento le da "vergüenza".
Su pasado vuelve siempre para atormentarla. Tiene amistades que saben que era un hombre, pero otras no.
–¿Crees que engañas a las personas a quienes no les has dicho que antes eras un hombre?
–No, estoy protegiendo mi intimidad. La gente no sale con un letrero a la calle que anuncia lo que hicieron en su pasado. Las personas tienen derecho a vivir una vida normal. No es lógico que le tenga que decir a todo el mundo que era un hombre, o un transexual, porque ése es mi pasado y como pasado se queda.
Alexandra ya no quiere hablar más. Quiere regresar a su vida normal, alejada de las preguntas, del protagonismo. Quiere pensar que algún día podrá tener una familia y un compañero. Quiere ser una mujer como cualquier otra.
"No me operé para hacerle daño a nadie. Yo sólo quería que mi cuerpo y mi mente estuvieran en una misma línea", dijo al despedirse.