Post by Boricuas Online on Aug 20, 2005 23:46:49 GMT -5
MUCHOS DE nosotros lo recordamos porque fue el primer gobernador puertorriqueño que tuvo la Isla. Más allá de este importante dato sabemos poco sobre quién fue Jesús Toribio Piñero. Su legado, sin embargo, aún se deja sentir y "la casa rosa", una hermosa estructura que se encuentra en la Carr. # 3 en Canóvanas se impone en medio del paisaje urbano como un recuerdo de su aportación a nuestra vida política y social.
La renovación
Por mucho tiempo, esta imponente estructura, donde vivió Jesús T. Piñero con su familia desde 1931 hasta su muerte en 1955, estuvo abandonada. En 1995, el Instituto de Cultura Puertorriqueña adquirió la casa, que se encontraba en ruinas.
Comenzó entonces el proceso de documentación e investigación para restaurar este patrimonio cultural. El arquitecto Otto Reyes tuvo a su cargo la remodelación de la estructura para lograr que se viera como en la época en la que Piñero y su familia la habitaban. La colaboración de los hijos del ex gobernante, Haydeé y José Emilio, fue instrumental en este proceso y se lograron recuperar algunos de los muebles originales del político.
En diciembre de 2004, la Casa Museo Jesús T. Piñero abrió sus puertas. Desde entonces, cientos de personas la han visitado y han logrado conocer un poco más sobre esta figura emblemática en la historia de Puerto Rico. Piñero en sólo dos años de gobierno impulsó importantes cambios para Puerto Rico y sentó la pauta para la incumbencia del primer gobernante electo por los puertorriqueños, Luis Muñoz Marín.
Una vida dedicada al servicio
Jesús T. Piñero nació el 6 de abril de 1897. El mayor de seis hermanos, perteneció a una clase acomodada y llevó a cabo sus estudios en ingeniería en la Universidad de Pennsylvania.
De regreso a Puerto Rico, el joven Piñero se dedicó a la siembra de la caña de azúcar y a la ganadería. Fue en este momento, precisamente, que comenzó a desarrollar un compromiso social con Puerto Rico. Piñero se dio cuenta de cuán importante era el desarrollo agrícola en la Isla para conseguir un verdadero progreso y comenzó a incursionar en la política a finales de los años veinte. De 1928 a 1932, fue presidente de la Asamblea Municipal de Carolina, su pueblo natal. También ayudó a fundar y presidió de 1933 a 1937 la Asociación de Colonos de Caña de Puerto Rico. Se incorporó también a la Administración para la Reconstrucción de Puerto Rico, la "PRRA".
En 1938, Piñero junto con Luis Muñoz Marín, comenzó los esfuerzos por fundar un nuevo partido político que pudiera traer un verdadero cambio a la Isla. Uno de los énfasis principales de esta nueva colectividad, el Partido Popular Democrático, era lograr mejores condiciones de vida para los puertorriqueños y una mayor autonomía política de Estados Unidos.
Piñero recorrió todo Puerto Rico en busca de apoyo. De hecho, Inés Mendoza recuerda el importante papel que tuvo este estrecho colaborador de Muñoz Marín: "A Muñoz Marín se le presentó Jesús T. Piñero como caído del cielo. Con un bollo de pan recorrió Jesús toda la Isla inscribiendo el Partido Popular en un Ford viejo. Si hubo un Partido Popular Democrático en las urnas de 1940, se le debe a Jesús T. Piñero".
En 1944, tras una victoria del Partido Popular, Piñero fue seleccionado como comisionado residente en Washington, puesto que ocupó hasta 1946. Ese mismo año, el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, decidió nombrarlo gobernador, siendo el primer puertorriqueño hasta el momento en ocupar el más alto cargo político de la Isla. En su discurso inaugural, el político dejó muy claro cuáles eran sus prioridades: "Me comprometo a que mi término como gobernador sea lo más corto posible y a lograr para los puertorriqueños el derecho a elegir en sus urnas a su gobernador".
Dos años más tarde, los puertorriqueños eligieron por primera vez a su gobernante. Piñero, ciertamente, cumplió su palabra.
Su aportación política
Aunque Piñero sólo fue gobernador de 1946 a 1948, durante su incumbencia logró importantes cambios y leyes para Puerto Rico. En la Casa-Museo Jesús T. Piñero se documentan las siguientes contribuciones:
Se amplió considerablemente la infraestructura eléctrica del interior de la Isla.
Se construyeron 5,316 viviendas a bajo costo.
Se creó el Departamento del Trabajo y el Negociado de Empleos y Migración con oficina en Nueva York.
Se firmó la ley para regular la jornada de trabajo a 40 horas y se estableció la paga extra por horas adicionales.
Se desarrolló un esfuerzo concertado entre la Compañía de Fomento Industrial y la empresa privada para estimular el desarrollo industrial de la Isla. Éste fue el comienzo la Operación Manos a la Obra que continuó Muñoz Marín como gobernador.
Se impulsó la creación de talleres educativos y oficios dirigidos a los veteranos.
Se crearon centros de salud y escuelas como respuesta a las necesidades del desarrollo social en la Isla.
Se iniciaron las labores de construcción de la represa Carraízo.
Un vistazo al pasado
Más allá de documentar y presentar las aportaciones de Jesús Toribio Piñero, esta casa museo permite también echar un vistazo al pasado. Entrar por la imponente fachada es retroceder más de medio siglo en el tiempo e imaginar cómo era la vida en los años treinta del siglo pasado. La presencia de Piñero, quien habitó esta casa hasta su muerte, junto a su esposa y sus dos hijos, se siente en cada etapa del recorrido.
Al entrar, el visitante se encuentra el recibidor y dos sombreros colgados como una promesa de que el señor de la casa se encuentra aquí. Tanto la sala como el comedor tienen los muebles originales de la familia Piñero, hechos de caoba en una fábrica puertorriqueña. La casa, construida al estilo norteamericano, tiene una chimenea en la sala y en una mesita se encuentra una vajilla de la época con todo dispuesto para servir el café de media tarde. Varios muebles de época terminan de darle el ambiente a las áreas comunes de la casa.
La cocina, por otro lado, es una verdadera joya. Una nevera, una estufa con 5 quemadoras y un horno de la época dejan entrever las nuevas comodidades que las familias más acomodadas comenzaban a disfrutar.
Como "la casa rosada" está hecha en un estilo norteamericano, cuenta con un sótano, cochera y ático. En el segundo piso, se encuentran los tres cuartos y el único baño de la casa. En este piso los muebles no son los originales de los Piñero, pero datan de principios del siglo XX. En la amplia habitación de los Piñero hay un escritorio de 1913 que perteneció a José de Diego.
En una de las paredes del segundo piso hay varias reproducciones de fotos tomadas por el propio Piñero. De esta forma, el visitante también conoce aspectos más íntimos de la vida de este gran hombre, quien era un aficionado de la fotografía y del cine. Una de las curiosidades de la casa es el radio transmisor de los años veinte que todavía hoy funciona.
Por último, al asomarse al patio el visitante puede ver el aviario. Aunque actualmente se encuentra vacío, Juan Cortijo, guía de la casa-museo, asegura que muy pronto tendrán aves, como en la época en que Piñero vivía en la casa. De hecho, Cortijo afirma que el político llegó a tener más de 300 de todas partes del mundo.
La Casa-Museo Jesús T. Piñero se encuentra en la Ave. # 3 en Canóvanas, frente a la entrada del hipódromo El Comandante. Abre de miércoles a domingo de 8:30 a.m. a 4:20 p.m. La entrada es gratuita. Es recomendable que grupos de 15 personas o más reserven el espacio al llamar al Sr. Eddie Rivera al 787-977-2700, 2701 o 2702
La renovación
Por mucho tiempo, esta imponente estructura, donde vivió Jesús T. Piñero con su familia desde 1931 hasta su muerte en 1955, estuvo abandonada. En 1995, el Instituto de Cultura Puertorriqueña adquirió la casa, que se encontraba en ruinas.
Comenzó entonces el proceso de documentación e investigación para restaurar este patrimonio cultural. El arquitecto Otto Reyes tuvo a su cargo la remodelación de la estructura para lograr que se viera como en la época en la que Piñero y su familia la habitaban. La colaboración de los hijos del ex gobernante, Haydeé y José Emilio, fue instrumental en este proceso y se lograron recuperar algunos de los muebles originales del político.
En diciembre de 2004, la Casa Museo Jesús T. Piñero abrió sus puertas. Desde entonces, cientos de personas la han visitado y han logrado conocer un poco más sobre esta figura emblemática en la historia de Puerto Rico. Piñero en sólo dos años de gobierno impulsó importantes cambios para Puerto Rico y sentó la pauta para la incumbencia del primer gobernante electo por los puertorriqueños, Luis Muñoz Marín.
Una vida dedicada al servicio
Jesús T. Piñero nació el 6 de abril de 1897. El mayor de seis hermanos, perteneció a una clase acomodada y llevó a cabo sus estudios en ingeniería en la Universidad de Pennsylvania.
De regreso a Puerto Rico, el joven Piñero se dedicó a la siembra de la caña de azúcar y a la ganadería. Fue en este momento, precisamente, que comenzó a desarrollar un compromiso social con Puerto Rico. Piñero se dio cuenta de cuán importante era el desarrollo agrícola en la Isla para conseguir un verdadero progreso y comenzó a incursionar en la política a finales de los años veinte. De 1928 a 1932, fue presidente de la Asamblea Municipal de Carolina, su pueblo natal. También ayudó a fundar y presidió de 1933 a 1937 la Asociación de Colonos de Caña de Puerto Rico. Se incorporó también a la Administración para la Reconstrucción de Puerto Rico, la "PRRA".
En 1938, Piñero junto con Luis Muñoz Marín, comenzó los esfuerzos por fundar un nuevo partido político que pudiera traer un verdadero cambio a la Isla. Uno de los énfasis principales de esta nueva colectividad, el Partido Popular Democrático, era lograr mejores condiciones de vida para los puertorriqueños y una mayor autonomía política de Estados Unidos.
Piñero recorrió todo Puerto Rico en busca de apoyo. De hecho, Inés Mendoza recuerda el importante papel que tuvo este estrecho colaborador de Muñoz Marín: "A Muñoz Marín se le presentó Jesús T. Piñero como caído del cielo. Con un bollo de pan recorrió Jesús toda la Isla inscribiendo el Partido Popular en un Ford viejo. Si hubo un Partido Popular Democrático en las urnas de 1940, se le debe a Jesús T. Piñero".
En 1944, tras una victoria del Partido Popular, Piñero fue seleccionado como comisionado residente en Washington, puesto que ocupó hasta 1946. Ese mismo año, el presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, decidió nombrarlo gobernador, siendo el primer puertorriqueño hasta el momento en ocupar el más alto cargo político de la Isla. En su discurso inaugural, el político dejó muy claro cuáles eran sus prioridades: "Me comprometo a que mi término como gobernador sea lo más corto posible y a lograr para los puertorriqueños el derecho a elegir en sus urnas a su gobernador".
Dos años más tarde, los puertorriqueños eligieron por primera vez a su gobernante. Piñero, ciertamente, cumplió su palabra.
Su aportación política
Aunque Piñero sólo fue gobernador de 1946 a 1948, durante su incumbencia logró importantes cambios y leyes para Puerto Rico. En la Casa-Museo Jesús T. Piñero se documentan las siguientes contribuciones:
Se amplió considerablemente la infraestructura eléctrica del interior de la Isla.
Se construyeron 5,316 viviendas a bajo costo.
Se creó el Departamento del Trabajo y el Negociado de Empleos y Migración con oficina en Nueva York.
Se firmó la ley para regular la jornada de trabajo a 40 horas y se estableció la paga extra por horas adicionales.
Se desarrolló un esfuerzo concertado entre la Compañía de Fomento Industrial y la empresa privada para estimular el desarrollo industrial de la Isla. Éste fue el comienzo la Operación Manos a la Obra que continuó Muñoz Marín como gobernador.
Se impulsó la creación de talleres educativos y oficios dirigidos a los veteranos.
Se crearon centros de salud y escuelas como respuesta a las necesidades del desarrollo social en la Isla.
Se iniciaron las labores de construcción de la represa Carraízo.
Un vistazo al pasado
Más allá de documentar y presentar las aportaciones de Jesús Toribio Piñero, esta casa museo permite también echar un vistazo al pasado. Entrar por la imponente fachada es retroceder más de medio siglo en el tiempo e imaginar cómo era la vida en los años treinta del siglo pasado. La presencia de Piñero, quien habitó esta casa hasta su muerte, junto a su esposa y sus dos hijos, se siente en cada etapa del recorrido.
Al entrar, el visitante se encuentra el recibidor y dos sombreros colgados como una promesa de que el señor de la casa se encuentra aquí. Tanto la sala como el comedor tienen los muebles originales de la familia Piñero, hechos de caoba en una fábrica puertorriqueña. La casa, construida al estilo norteamericano, tiene una chimenea en la sala y en una mesita se encuentra una vajilla de la época con todo dispuesto para servir el café de media tarde. Varios muebles de época terminan de darle el ambiente a las áreas comunes de la casa.
La cocina, por otro lado, es una verdadera joya. Una nevera, una estufa con 5 quemadoras y un horno de la época dejan entrever las nuevas comodidades que las familias más acomodadas comenzaban a disfrutar.
Como "la casa rosada" está hecha en un estilo norteamericano, cuenta con un sótano, cochera y ático. En el segundo piso, se encuentran los tres cuartos y el único baño de la casa. En este piso los muebles no son los originales de los Piñero, pero datan de principios del siglo XX. En la amplia habitación de los Piñero hay un escritorio de 1913 que perteneció a José de Diego.
En una de las paredes del segundo piso hay varias reproducciones de fotos tomadas por el propio Piñero. De esta forma, el visitante también conoce aspectos más íntimos de la vida de este gran hombre, quien era un aficionado de la fotografía y del cine. Una de las curiosidades de la casa es el radio transmisor de los años veinte que todavía hoy funciona.
Por último, al asomarse al patio el visitante puede ver el aviario. Aunque actualmente se encuentra vacío, Juan Cortijo, guía de la casa-museo, asegura que muy pronto tendrán aves, como en la época en que Piñero vivía en la casa. De hecho, Cortijo afirma que el político llegó a tener más de 300 de todas partes del mundo.
La Casa-Museo Jesús T. Piñero se encuentra en la Ave. # 3 en Canóvanas, frente a la entrada del hipódromo El Comandante. Abre de miércoles a domingo de 8:30 a.m. a 4:20 p.m. La entrada es gratuita. Es recomendable que grupos de 15 personas o más reserven el espacio al llamar al Sr. Eddie Rivera al 787-977-2700, 2701 o 2702