Post by fernand on Sept 5, 2005 9:21:17 GMT -5
MANATÍ - No necesita tomarse una semana de vacaciones ni invertir cientos de dólares para saber por qué a este municipio se le conoce como la Atenas de Puerto Rico.
Con tan sólo visitarlo, podrá comprobar en su zona histórica la vasta e intensa actividad intelectual y cultural que se desarrolló a principios del siglo pasado y que le ganó ser comparado con Atenas, la capital de Grecia.
El Teatro Taboas, los casinos que hubo en ese pueblo, y las casas de gente de bien, fueron testigos del desarrollo intelectual impulsado por poetas, escritores y artistas, hijos de ese municipio, de nacimiento o por adopción.
Puede comenzar su visita en la Plaza de la Historia -en la calle Patriota Pozo- donde un muro de granito da cuenta de la historia manatieña. Allí también encontrará un busto de Antonio Vélez Alvarado, a quien se le atribuye haber dibujado por primera vez la bandera puertorriqueña.
Si continúa por esa calle, hacia la plaza pública, podrá ver el edificio de El Casino, una de las últimas instituciones culturales. Este se construyó en 1920, estuvo en uso hasta 1960, y en 1990 se restauró. Cerca de esta estructura, se puede ver un deteriorado edificio en el que operó el Hotel Atenas.
Ya frente a la plaza de recreo, una enorme casa criolla construida en 1860 queda como recuerdo de las familias adineradas del pueblo. La que fuera residencia de la familia Brunett Calaf, propietaria de las centrales Monserrate y Guaitía, es la típica vivienda que reservaba el primer piso para negocio y el segundo, para la familia. Este último se distingue por un amplio balcón.
Desde la esquina de esa casa, en la Calle Quiñones, se aprecia la antigua Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria y San Matías Apóstol, que comenzó a construirse en 1600 y que fue ampliada entre 1729 y 1731. Trabajos recientes han dejado expuestas algunas columnas y detalles de la antigua estructura.
La antigua tabacalera, la Casa del Rey -sede del gobierno español-, el Casino Español -construido en 1738-, y lo que fuera el Casino Puertorriqueño, también se ven desde ese punto.
La plaza no se puede apreciar porque está en proceso de reconstrucción, pero en el otro extremo de la misma, está lo que fue la antigua Plaza del Mercado. El edificio se construyó en 1925 y se mantuvo en uso hasta 1970. Fue restaurado recientemente para utilizarse como centro de actividades y como sede de la escuela de artes municipal.
Regresando por la calle Quiñones, en la esquina con la calle Betances, se encuentra el Teatro Taboas. Es una estructura estilo art deco que fue inaugurada en 1938 como parte de las celebraciones bicentenarias de Manatí, y que se reinaugurará a principios de octubre luego de una millonaria restauración. El trabajo de remodelación se distingue por una pintura del reconocido artista manatieño Carmelo Sobrino que se colocó en el techo del vestíbulo.
Otra estructura en la que se pueden apreciar trabajos de Carmelo Sobrino es en la biblioteca municipal. Ubicada fuera del área histórica, en la Calle McKinley, en la institución también se puede observar un vitral de Roberto Giménez que cuenta la historia de Manatí a través de la herencia taína, un campesino, las industrias y las telecomunicaciones.
Justo al lado, el Salón de los Poetas rinde tributo a los artistas más destacados durante el siglo pasado en esa disciplina. Allí conocerá la historia de Angel Fernández Sánchez, Manuel Ramos Otero, Clemente Ramírez de Arellano, Francisco Alvarez Marrero, Enrique Zorrilla Caballero, Manuel Figueroa Meléndez, Pedro J. Avila, Aljo Santiago Maldonado e Irma Maldonado Villalobos.
El recinto también exhibe un vitral basado en el poema "Soliloquios de Lázaro", de Manuel Joglar Cacho, y varias pinturas. Entre ellas, dos que reproducen de forma vívida las haciendas de las centrales Monserrate y La Esperanza.
Con tan sólo visitarlo, podrá comprobar en su zona histórica la vasta e intensa actividad intelectual y cultural que se desarrolló a principios del siglo pasado y que le ganó ser comparado con Atenas, la capital de Grecia.
El Teatro Taboas, los casinos que hubo en ese pueblo, y las casas de gente de bien, fueron testigos del desarrollo intelectual impulsado por poetas, escritores y artistas, hijos de ese municipio, de nacimiento o por adopción.
Puede comenzar su visita en la Plaza de la Historia -en la calle Patriota Pozo- donde un muro de granito da cuenta de la historia manatieña. Allí también encontrará un busto de Antonio Vélez Alvarado, a quien se le atribuye haber dibujado por primera vez la bandera puertorriqueña.
Si continúa por esa calle, hacia la plaza pública, podrá ver el edificio de El Casino, una de las últimas instituciones culturales. Este se construyó en 1920, estuvo en uso hasta 1960, y en 1990 se restauró. Cerca de esta estructura, se puede ver un deteriorado edificio en el que operó el Hotel Atenas.
Ya frente a la plaza de recreo, una enorme casa criolla construida en 1860 queda como recuerdo de las familias adineradas del pueblo. La que fuera residencia de la familia Brunett Calaf, propietaria de las centrales Monserrate y Guaitía, es la típica vivienda que reservaba el primer piso para negocio y el segundo, para la familia. Este último se distingue por un amplio balcón.
Desde la esquina de esa casa, en la Calle Quiñones, se aprecia la antigua Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria y San Matías Apóstol, que comenzó a construirse en 1600 y que fue ampliada entre 1729 y 1731. Trabajos recientes han dejado expuestas algunas columnas y detalles de la antigua estructura.
La antigua tabacalera, la Casa del Rey -sede del gobierno español-, el Casino Español -construido en 1738-, y lo que fuera el Casino Puertorriqueño, también se ven desde ese punto.
La plaza no se puede apreciar porque está en proceso de reconstrucción, pero en el otro extremo de la misma, está lo que fue la antigua Plaza del Mercado. El edificio se construyó en 1925 y se mantuvo en uso hasta 1970. Fue restaurado recientemente para utilizarse como centro de actividades y como sede de la escuela de artes municipal.
Regresando por la calle Quiñones, en la esquina con la calle Betances, se encuentra el Teatro Taboas. Es una estructura estilo art deco que fue inaugurada en 1938 como parte de las celebraciones bicentenarias de Manatí, y que se reinaugurará a principios de octubre luego de una millonaria restauración. El trabajo de remodelación se distingue por una pintura del reconocido artista manatieño Carmelo Sobrino que se colocó en el techo del vestíbulo.
Otra estructura en la que se pueden apreciar trabajos de Carmelo Sobrino es en la biblioteca municipal. Ubicada fuera del área histórica, en la Calle McKinley, en la institución también se puede observar un vitral de Roberto Giménez que cuenta la historia de Manatí a través de la herencia taína, un campesino, las industrias y las telecomunicaciones.
Justo al lado, el Salón de los Poetas rinde tributo a los artistas más destacados durante el siglo pasado en esa disciplina. Allí conocerá la historia de Angel Fernández Sánchez, Manuel Ramos Otero, Clemente Ramírez de Arellano, Francisco Alvarez Marrero, Enrique Zorrilla Caballero, Manuel Figueroa Meléndez, Pedro J. Avila, Aljo Santiago Maldonado e Irma Maldonado Villalobos.
El recinto también exhibe un vitral basado en el poema "Soliloquios de Lázaro", de Manuel Joglar Cacho, y varias pinturas. Entre ellas, dos que reproducen de forma vívida las haciendas de las centrales Monserrate y La Esperanza.