Post by Walter Riso on Jul 1, 2005 12:31:26 GMT -5
QUIZÁS HAYA haya una manera más benévola de tratar a los enamorados pasionales, como es hablar de entusiasmo en vez de manía o hipomanía, lo cual no significa que hagamos caso omiso de la patología que muchas veces acompaña a eros. El diccionario define "entusiasmo" como: "Exaltación del espíritu ante algún hecho, espectáculo o situación", y en una segunda aceptación como: "Adhesión fervorosa". Así que si alguien resolviera hacer una declaración de amor en estos términos, produciría más risa que éxtasis: "Cada vez que te veo se produce en mí una exaltación del espíritu" o "Siento por ti una adhesión fervorosa". La palabra "pasión" tiene dos significados: "Apetito o afición vehemente hacia algo" y "Acto de padecer cualquier perturbación o afecto desordenado de ánimo". Pasión como placer y dolor conjugados.
Una declaración de amor que se ciñera estrictamente a la definición de pasión señalada generaría un verdadero caos afectivo en el receptor: "Mi amor, siento un apetito o afición vehemente hacia ti" o "Mi amor, siento por ti una perturbación o afecto desordenado que me hace padecerte". Adiós idilio. Pero hay una descripción semántica de "entusiasmo" que sí me gusta. Se refiere al origen griego de la palabra, cuya traducción es en theós thimós, que quiere decir: "Tener o sentir la fuerza de Dios en el pecho". Y aquí la cosa cambia, la hipomanía se vuelve más benigna y la declaración de amor adquiere ribetes poéticos: "Cuando te veo, siento la fuerza de Dios en el pecho". El ímpetu vital (élan creador) del que hablaba Bergson y que da sentido a la existencia: somos "energía lanzada a través de la materia". La premisa del amor: "Amarte es sentir la fuerza de Dios en el pecho". ¿Dónde más se puede sentir el amor si no es cerca del corazón? No hablo de sexo puro, que se siente en otra parte, hablo de aquel amor pasional que transformado en erotismo se expande hacia arriba. ¿Cómo amar de veras sin sentir a veces la flojera en las piernas y la piel de gallina?
Para no sufrir elegir bien con quién
-El primer paso, y quizá el más relevante para no sufrir, es elegir bien o al menos reflexionar un poco antes de involucrarte, darte un tiempo para que puedas evaluar los pros y los contras, donde te proyectes al futuro, así sea a corto plazo, días y horas. Un ensayo virtual que no suelen hacer los enamorados.
- Si te ha ido mal algunas veces, la salida más inteligente es revisar porqué ha sido así. Sentarse con cabeza fría a evaluar las causas. Es absurdo que te niegues el amor por miedo a sufrir. ¿Eres tan cobarde? Había una vez un gato que se sentó sobre un fogón prendido y se quemó la cola, y a partir de ese momento decidió quedarse toda su vida de pie. ¿Qué le faltó al gato?: capacidad de discriminación, la clave de todo aprendizaje. Dónde y cuándo.
- Insisto: afrontar el miedo no significa cerrar los ojos y tirarse al abismo, sino abrirlos bien. De ahora en adelante no dejarás que la emoción sea exclusivamente la que tome la decisión. No implica aniquilarla, sino calibrarla. Reprimirla sería como querer curar un dolor de cabeza cortándole la cabeza al paciente. Si supieras que solo después de 10 fracasos afectivos consecutivos estaría esperándote la persona ideal, ¿renunciarías a la felicidad de conocer a esa persona? ¿No pasarías por los 10 obstáculos?
- Desilusionarte del amor es desilusionarte de la vida. No puedes vivir en el desamor sin enfermarte, nadie puede. Enfrenta la próxima relación con valentía. Junta el corazón con la prudencia y haz una alianza estratégica que te permita moverte en los puntos medios. Evalúa, si no tienes claro qué falló en el pasado, seguirás de tumbo en tumbo. Elige bien con quién vas a estar, ya sea para casarte (lo cual es obvio) o para tener una aventura. Ten claro quién te merece y quién no. No te regales, no dejes que la soledad decida por ti.
No confundas pasado y presente
-No es fácil que eros se repita con la misma intensidad o que se mantenga con la misma fuerza. Aun así, hay personas que bajo la influencia de un romanticismo a ultranza se quedan pegados a los momentos brillantes iniciales, a la euforia original, al asombro que genera el amor en sus primeras etapas. ¿Quieres repetir?, difícil. Quedarte anclado en lo que fue te impide ver lo que es, lo que tienes. Conozco gente que no disfruta el presente porque no se parece al pasado.
- Las relaciones cambian, algunas evolucionan, otras involucionan. Unas crecen, otras se acaban. Pero cada época tiene su encanto o su dolor. ¿Estás enamorada/o del amor? ¿Lo que quieres es repetir la sensación? ¿Que harás con todo lo otro que configura el vínculo afectivo? La relación es mucho más que emoción, el sentimiento es imprescindible, pero los demás componentes también. ¿Por qué reduces la experiencia afectiva a la emoción?
- Puedes argumentar que tu pareja al principio era más amable, más tierna y menos egoísta. Si es así, tienes razón en protestar, pero de nada te sirve la añoranza, eso es perder el tiempo, es una forma de autocastigo. Es causar uno mismo el sufrimiento. Y, ¿si en vez de lamentarte, actúas? El amor se construye día a día, es convivencia sentida y en movimiento. No puedes detener el tiempo para "sentir lo que sentías". Si eres de esas personas que generan adicción al sentimiento, debes fortalecerte, pedir ayuda, sacar callo. Para no sufrir debes concentrarte en el aquí y el ahora, no tienes otra opción. Si no lo haces, confundirás la ilusión con la realidad, eso sí es grave.
Entusiásmate, pero no lo enloquezcas
Es distinto. El entusiasmo no te aleja de la realidad, te aproxima a la vida con pasión. El amor enfermizo distorsiona la realidad y por lo general lastima a quien lo padece. En el entusiasmo creces como persona y te realizas. En la locura (hipomanía) te niegas a ti mismo. Siente el amor con todas tus fuerzas, vívelo intensamente, apasiónate, pero sin destruirte. La pasión saludable no implica perder conciencia. Por el contrario, la pasión maníaca es sinónimo de inconsciencia, de descuido, de torpeza.
Si eres bien correspondido y si tu pareja no implica riesgos para ti y además te mereces, pon el pie en el acelerador, deja que el deseo te posea, atiza la llama, permite que Dios se recree en tu pecho. Deja que eros haga de las suyas y te sacuda de pies a cabeza. Que nadie te quite lo bailado. La vida es una fiesta y eres su invitado principal. Pero si tienes una duda, una sola, así sea pequeña, pon el freno de emergencia. Si sientes que no te merecen, que la persona que te pretende no es confiable, que no te ama ni te desea lo suficiente, o si intuyes que te quiere utilizar, y obviamente no eres paranoide, levanta más la palanca del freno, no sigas. ¿Para qué? ¿Se justifica el riesgo? Mejor, pon a eros en remojo. Y si aun con todos estos factores en contra insistes y persistes, ya no se trata de entusiasmo, sino de estupidez crónica. "Ama y haz lo que quieras", menos enloquecerte, menos sufrir innecesariamente.