Post by Gabriela Gayani on Jul 1, 2005 12:34:50 GMT -5
El lenguaje del amor
LAS PALABRAS no son el código del amor, sino los gestos, el tono de voz y el lenguaje del cuerpo. Si las parejas tomaran conciencia de ello, las relaciones entre ellas serían radicalmente distintas.
"Mis sentimientos son incuestionables, nadie tiene derecho a criticar o a catalogarlos de exagerados", explica la psicóloga Mirén Bustos en el marco del XII Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual.
Lo que cada persona siente es una realidad en sí. No puede ser cuestionado ni por la pareja y, ni siquiera, por sí mismo. Se puede direccionar, manejar los sentimientos, pero jamás negarlos.
Cuando una pareja se relaciona, se ve principalmente afectada la afectividad entre ambos y ello es especialmente difícil en una sociedad que niega los afectos que se mueven a través de cualquier tipo de relación, especialmente las amorosas.
La cultura reinante ha domesticado las emociones: "Las connotaciones intelectuales que les damos son muy complicadas. Llegamos a la afectividad a través de la racionalidad", explica la psicóloga. "Al trabajar los afectos, se pasa necesariamente por el respeto, no podemos contaminarlos con la lógica".
Otra de las características que se debe tomar en cuenta, es que la afectividad es plurivalente; es decir, una persona puede estar al mismo tiempo triste y contenta; sentir amor y odio; rabia y pasión; angustia y alivio; pena y alegría. Esto, precisamente, porque la lógica no regula los sentimientos.
Mirén Bustos asegura que todo esto sucede libremente antes de que empiece el proceso de "domesticación", que obliga a intelectualizar las emociones. Lógicamente, tampoco postula que las relaciones deban basarse sólo en la afectividad, pero sí en un equilibrio, que en este momento no se produce.
"Cuántas veces los hombres recriminan a las mujeres por su llanto y cuántas éste es manifestación de rabia y no de dolor, porque nos han enseñado que una mujer no debe explotar", grafica.
"¿Por qué la Carta Fundamental de los Derechos Humanos no asegura el derecho que tenemos a la protección y el afecto?,-dice- Los seres humanos tenemos el derecho a vivir en ambientes afectivos. Los hombres y las mujeres enfermamos y hasta podemos morir, por esta falta de afectividad".
Uno de los problemas más frecuentes en la pareja es que las mujeres viven hablando de los afectos, intelectualizándolos; a los hombres, en cambio, les quitaron muy temprano
LAS PALABRAS no son el código del amor, sino los gestos, el tono de voz y el lenguaje del cuerpo. Si las parejas tomaran conciencia de ello, las relaciones entre ellas serían radicalmente distintas.
"Mis sentimientos son incuestionables, nadie tiene derecho a criticar o a catalogarlos de exagerados", explica la psicóloga Mirén Bustos en el marco del XII Congreso Latinoamericano de Sexología y Educación Sexual.
Lo que cada persona siente es una realidad en sí. No puede ser cuestionado ni por la pareja y, ni siquiera, por sí mismo. Se puede direccionar, manejar los sentimientos, pero jamás negarlos.
Cuando una pareja se relaciona, se ve principalmente afectada la afectividad entre ambos y ello es especialmente difícil en una sociedad que niega los afectos que se mueven a través de cualquier tipo de relación, especialmente las amorosas.
La cultura reinante ha domesticado las emociones: "Las connotaciones intelectuales que les damos son muy complicadas. Llegamos a la afectividad a través de la racionalidad", explica la psicóloga. "Al trabajar los afectos, se pasa necesariamente por el respeto, no podemos contaminarlos con la lógica".
Otra de las características que se debe tomar en cuenta, es que la afectividad es plurivalente; es decir, una persona puede estar al mismo tiempo triste y contenta; sentir amor y odio; rabia y pasión; angustia y alivio; pena y alegría. Esto, precisamente, porque la lógica no regula los sentimientos.
Mirén Bustos asegura que todo esto sucede libremente antes de que empiece el proceso de "domesticación", que obliga a intelectualizar las emociones. Lógicamente, tampoco postula que las relaciones deban basarse sólo en la afectividad, pero sí en un equilibrio, que en este momento no se produce.
"Cuántas veces los hombres recriminan a las mujeres por su llanto y cuántas éste es manifestación de rabia y no de dolor, porque nos han enseñado que una mujer no debe explotar", grafica.
"¿Por qué la Carta Fundamental de los Derechos Humanos no asegura el derecho que tenemos a la protección y el afecto?,-dice- Los seres humanos tenemos el derecho a vivir en ambientes afectivos. Los hombres y las mujeres enfermamos y hasta podemos morir, por esta falta de afectividad".
Uno de los problemas más frecuentes en la pareja es que las mujeres viven hablando de los afectos, intelectualizándolos; a los hombres, en cambio, les quitaron muy temprano