Post by Boricuas Online on Jul 25, 2005 13:54:10 GMT -5
POR UN día, Rafael Nieves y Jesús Noel Rivera experimentaron lo que siente el chofer de un camión de helados en una urbanización llena de niños: pero su llegada no provocó una estampida de chiquitines, sino de adultos “sedientos” por un poco de gasolina.
Sus recuerdos, algunos jocosos, no cesaban.
“En un sitio un tipo salió y dijo: '¡Aplaudan al chofer!' Me dio un mal de risa que no pude aguantar”, relató Rivera, chofer que transporta gasolina con la empresa Texaco durante los pasados seis años.
“Otro me vio en la carretera y me preguntó que para dónde iba. Le dije que para Orocovis y se molestó”, agregó Rivera, quien ayer en la mañana salía de la sede de la Texaco en el área de los puertos de San Juan para hacer entregas en varios pueblos.
Este y cientos de colegas habían alcanzado, a la tarde de ayer, repartir el nuevo “preciado líquido” a una cifra que oscila entre el 60% y el 70% de las gasolineras, según el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Alejandro García Padilla.
El funcionario dijo estar seguro de que se podría alcanzar su pronóstico de que el 85% de las gasolineras tendrían abastos para antes de la medianoche de ayer, lo que le llevó a decir que hoy a las 10:30 a.m. levantaría el tope de ganancias en el servicio de autodespacho (self service). Este se fijó en 13%.
García Padilla señaló, de paso, que ayer no había variado el total de 26 gasolineras multadas por diferentes infracciones, y que debido al paro, la agencia que dirige tendrá que pagar dinero adicional por alquiler de autos y horas extra a sus empleados.
Mientras, Altagracia Vázquez, guardia de seguridad de la empresa Texaco, dijo al tiempo que revisaba un expediente que las salidas de camioneros el sábado se duplicaron en comparación con un sábado normal.
A su lado, Rivera mencionó cómo el sábado los tapones le hacían imposible salir de las gasolineras que suplía.
“En algunos sitios se me iban detrás”, dijo entre risas.
Ambos, sin embargo, resintieron comentarios negativos esbozados en los medios de comunicación.
“La gente no sabe lo difícil que es este trabajo”, dijo Rivera. “Se necesita mucho adiestramiento. No todo el que tenga una licencia ‘heavy’ puede repartir gasolina”.
De regreso a la rutina dominical
Las escenas de caos y tensión del jueves y el viernes eran ayer cosa del pasado. Durante un recorrido por varias gasolineras se palpó un ambiente de típico domingo.
Luis Montano, detallista de una gasolinera en Cayey, explicó que recibió el combustible a las 5:30 p.m. del sábado, justo al mismo tiempo en que una gasolinera independiente, ubicada en la esquina opuesta, también recibía su camión de suministro.
Montano pensó racionar la gasolina, pero desistió.
“No racioné y así di mejor servicio. Si raciono, mantengo la crisis porque la misma gente viene al otro día”, dijo Montano al elogiar la labor de la Policía al mantener el orden en su negocio.
Ciudadanos como Neftalí Rosario y Raúl Canales, ambos clientes de una gasolinera cerca de la cárcel federal de Guaynabo, dijeron haber tomado las precauciones necesarias para enfrentar la escasez de gasolina.
Rosario dijo que pudo llenar el tanque de sus dos automóviles el jueves temprano. “Aparentemente la gente se creyó que con el paro de los camioneros se acabaría el mundo”, dijo al defender la acción de éstos, señalando que con el paro era como único podían “alcanzar algo”.
A su vez, Canales dijo que resolvió con un tanque de cinco galones de gasolina que tenía en su casa. “Esto fue una lección para la gente de que tienen que prepararse”, dijo.
Muy cerca, Osvaldo Rosario, de 43 años, daba gracias en tiempo de precios altos de la gasolina y escasez de la misma por tener una motora cuyo tanque se llena con $7.
En una gasolinera Texaco de la avenida Roosevelt, ubicada cerca del correo de Caparra, el ambiente el viernes estuvo tenso, pero las aguas volvieron a su nivel con la llegada del primer camión de gasolina a las 11:00 p.m.
“La gente estaba desesperada y algunos se quedaron como si fuera un ‘camping’”, dijo el dependiente Edwin Acevedo.
En colmados como Casablanca, en los bajos del condominio Borinquen Towers, el paro de los camioneros apenas se sintió. Fernando Román, asistente de gerente, dijo que sólo les falló la entrega de un camión de refrescos, pero tenían suficiente inventario en el almacén.
Sus recuerdos, algunos jocosos, no cesaban.
“En un sitio un tipo salió y dijo: '¡Aplaudan al chofer!' Me dio un mal de risa que no pude aguantar”, relató Rivera, chofer que transporta gasolina con la empresa Texaco durante los pasados seis años.
“Otro me vio en la carretera y me preguntó que para dónde iba. Le dije que para Orocovis y se molestó”, agregó Rivera, quien ayer en la mañana salía de la sede de la Texaco en el área de los puertos de San Juan para hacer entregas en varios pueblos.
Este y cientos de colegas habían alcanzado, a la tarde de ayer, repartir el nuevo “preciado líquido” a una cifra que oscila entre el 60% y el 70% de las gasolineras, según el secretario del Departamento de Asuntos del Consumidor (DACO), Alejandro García Padilla.
El funcionario dijo estar seguro de que se podría alcanzar su pronóstico de que el 85% de las gasolineras tendrían abastos para antes de la medianoche de ayer, lo que le llevó a decir que hoy a las 10:30 a.m. levantaría el tope de ganancias en el servicio de autodespacho (self service). Este se fijó en 13%.
García Padilla señaló, de paso, que ayer no había variado el total de 26 gasolineras multadas por diferentes infracciones, y que debido al paro, la agencia que dirige tendrá que pagar dinero adicional por alquiler de autos y horas extra a sus empleados.
Mientras, Altagracia Vázquez, guardia de seguridad de la empresa Texaco, dijo al tiempo que revisaba un expediente que las salidas de camioneros el sábado se duplicaron en comparación con un sábado normal.
A su lado, Rivera mencionó cómo el sábado los tapones le hacían imposible salir de las gasolineras que suplía.
“En algunos sitios se me iban detrás”, dijo entre risas.
Ambos, sin embargo, resintieron comentarios negativos esbozados en los medios de comunicación.
“La gente no sabe lo difícil que es este trabajo”, dijo Rivera. “Se necesita mucho adiestramiento. No todo el que tenga una licencia ‘heavy’ puede repartir gasolina”.
De regreso a la rutina dominical
Las escenas de caos y tensión del jueves y el viernes eran ayer cosa del pasado. Durante un recorrido por varias gasolineras se palpó un ambiente de típico domingo.
Luis Montano, detallista de una gasolinera en Cayey, explicó que recibió el combustible a las 5:30 p.m. del sábado, justo al mismo tiempo en que una gasolinera independiente, ubicada en la esquina opuesta, también recibía su camión de suministro.
Montano pensó racionar la gasolina, pero desistió.
“No racioné y así di mejor servicio. Si raciono, mantengo la crisis porque la misma gente viene al otro día”, dijo Montano al elogiar la labor de la Policía al mantener el orden en su negocio.
Ciudadanos como Neftalí Rosario y Raúl Canales, ambos clientes de una gasolinera cerca de la cárcel federal de Guaynabo, dijeron haber tomado las precauciones necesarias para enfrentar la escasez de gasolina.
Rosario dijo que pudo llenar el tanque de sus dos automóviles el jueves temprano. “Aparentemente la gente se creyó que con el paro de los camioneros se acabaría el mundo”, dijo al defender la acción de éstos, señalando que con el paro era como único podían “alcanzar algo”.
A su vez, Canales dijo que resolvió con un tanque de cinco galones de gasolina que tenía en su casa. “Esto fue una lección para la gente de que tienen que prepararse”, dijo.
Muy cerca, Osvaldo Rosario, de 43 años, daba gracias en tiempo de precios altos de la gasolina y escasez de la misma por tener una motora cuyo tanque se llena con $7.
En una gasolinera Texaco de la avenida Roosevelt, ubicada cerca del correo de Caparra, el ambiente el viernes estuvo tenso, pero las aguas volvieron a su nivel con la llegada del primer camión de gasolina a las 11:00 p.m.
“La gente estaba desesperada y algunos se quedaron como si fuera un ‘camping’”, dijo el dependiente Edwin Acevedo.
En colmados como Casablanca, en los bajos del condominio Borinquen Towers, el paro de los camioneros apenas se sintió. Fernando Román, asistente de gerente, dijo que sólo les falló la entrega de un camión de refrescos, pero tenían suficiente inventario en el almacén.