Post by BoricuasOnline on Jul 1, 2005 12:47:51 GMT -5
EN EL año 1,000, con el temor del cambio de milenio, se produjo un fenómeno de histeria colectiva ante la posible llegada del fin del mundo. Aunque todo sea dicho, solamente entre los que sabían qué era un milenio, qué era la histeria y que era un colectivo, pocos en definitiva. Se aventuraron catástrofes globales: nuevos diluvios, guerras sin fin, enfermedades que arrasarían a la población e incontables males cuya única salvación era la oración.
En el último cambio de milenio se produjo otra histeria colectiva ante el temor de que las computadoras no fueran capaces de soportar el cambio de fecha, con consecuencias más o menos similares a las del primer milenio. Esa Apocalipsis tecnológica no llegó a producirse, y creo que con gran pena por parte de muchos agoreros.
Pero el Armagedón tecnológico sigue orbitando sobre los internautas al igual que lo hizo la estación rusa MIR: se sabía que iba a caer, pero no cuándo ni cómo ni dónde. "Internet infectada en 15 minutos" o "Colapso global de La Red" son dos titulares de noticias aparecidas en diversos medios que no hacen sino avisarnos del gran caos que va a ocurrir, pero nunca nos dicen cuándo. El cómo, igual que con los clásicos Hoax, con un increíble virus indetectable. Y el dónde, en absolutamente todos las computadoras conectados a Internet.
Desde aquí es prácticamente imposible decir si ese Caos Final llegará a producirse, o si se está produciendo en el mismo momento que usted lee esto. Lo que no tiene mucho sentido es la manera en la que se aventura su advenimiento: rápidamente y produciendo una parada definitiva de la red.
Podemos aprender de la naturaleza, como en tantas otras ocasiones. Fijémonos en los virus biológicos y cómo se comportan. Los peores virus de los que la civilización terrestre guarda recuerdo nunca han provocado la extinción del género humano. Un virus nunca provocará una extinción del ser que le sirve de sustento vital. Polio, viruela o sarampión son virus que han provocado (y en algunos casos siguen provocando) muchísimas muertes en la población. E incluso diezmar la población de un continente como Europa en el caso de las epidemias de peste bubónica medievales o la "Gripe Española" en 1.918.
Ninguno de esos virus ha acabado con la población. Y aunque el SIDA esté extendiéndose muchísimo, aunque haya países que la población infectada sea superior a la que no le ha alcanzado el virus, no parece, por ahora, que vaya a acabar con la humanidad.
Para frenar estos virus los hombres han ideado numerosas soluciones, que han ido mejorando con los años. Contra la peste los que querían protegerse se encomendaban a divinidades, contra la gripe se cubrían con pañuelos nariz y boca, contra la viruela se vacunó a prácticamente toda la población mundial, contra el SIDA se extreman las precauciones higiénicas a la espera de la vacuna. ¿Y qué haremos contra el Gran Virus que hará que La Red caiga el día menos pensado?
Podemos encomendarnos a divinidades, solución que a todas luces está bastante lejos de los principios básicos de seguridad informática. También podemos utilizar un "pañuelo" para protegernos: se pueden encontrar numerosas soluciones maravillosas contra virus cuya inutilidad es tan manifiesta como un pañuelo contra un virus. Un virus biológico es suficientemente pequeño para atravesar los hilos que forman el pañuelo y a un virus informático no lo van a detener trucos ideados por un aficionado mal informado.
Podremos seguir los ejemplos del virus de la viruela y del SIDA. En primer lugar, vacunar nuestros sistemas contra los agentes infecciosos conocidos con un antivirus de calidad y con actualizaciones diarias. Y seguir una serie de medidas higiénicas básicas que hemos ido repitiendo a lo largo de muchas semanas aquí.
Pero de todos modos, siempre estará presente la posibilidad de que Internet un día nos de un buen susto y deje de funcionar. Entonces ese día no tendremos correo electrónico, no podrán funcionar las televisiones, y quizá no podamos siquiera desplazarnos a nuestro trabajo. Aprovecharemos para sentarnos con los amigos y hablar de nuestras cosas, a conocernos un poco más y a dirigirnos a nuestros familiares sin una @ por medio.
Visto así... ¿no les apetece que Internet se caiga por un rato?
En el último cambio de milenio se produjo otra histeria colectiva ante el temor de que las computadoras no fueran capaces de soportar el cambio de fecha, con consecuencias más o menos similares a las del primer milenio. Esa Apocalipsis tecnológica no llegó a producirse, y creo que con gran pena por parte de muchos agoreros.
Pero el Armagedón tecnológico sigue orbitando sobre los internautas al igual que lo hizo la estación rusa MIR: se sabía que iba a caer, pero no cuándo ni cómo ni dónde. "Internet infectada en 15 minutos" o "Colapso global de La Red" son dos titulares de noticias aparecidas en diversos medios que no hacen sino avisarnos del gran caos que va a ocurrir, pero nunca nos dicen cuándo. El cómo, igual que con los clásicos Hoax, con un increíble virus indetectable. Y el dónde, en absolutamente todos las computadoras conectados a Internet.
Desde aquí es prácticamente imposible decir si ese Caos Final llegará a producirse, o si se está produciendo en el mismo momento que usted lee esto. Lo que no tiene mucho sentido es la manera en la que se aventura su advenimiento: rápidamente y produciendo una parada definitiva de la red.
Podemos aprender de la naturaleza, como en tantas otras ocasiones. Fijémonos en los virus biológicos y cómo se comportan. Los peores virus de los que la civilización terrestre guarda recuerdo nunca han provocado la extinción del género humano. Un virus nunca provocará una extinción del ser que le sirve de sustento vital. Polio, viruela o sarampión son virus que han provocado (y en algunos casos siguen provocando) muchísimas muertes en la población. E incluso diezmar la población de un continente como Europa en el caso de las epidemias de peste bubónica medievales o la "Gripe Española" en 1.918.
Ninguno de esos virus ha acabado con la población. Y aunque el SIDA esté extendiéndose muchísimo, aunque haya países que la población infectada sea superior a la que no le ha alcanzado el virus, no parece, por ahora, que vaya a acabar con la humanidad.
Para frenar estos virus los hombres han ideado numerosas soluciones, que han ido mejorando con los años. Contra la peste los que querían protegerse se encomendaban a divinidades, contra la gripe se cubrían con pañuelos nariz y boca, contra la viruela se vacunó a prácticamente toda la población mundial, contra el SIDA se extreman las precauciones higiénicas a la espera de la vacuna. ¿Y qué haremos contra el Gran Virus que hará que La Red caiga el día menos pensado?
Podemos encomendarnos a divinidades, solución que a todas luces está bastante lejos de los principios básicos de seguridad informática. También podemos utilizar un "pañuelo" para protegernos: se pueden encontrar numerosas soluciones maravillosas contra virus cuya inutilidad es tan manifiesta como un pañuelo contra un virus. Un virus biológico es suficientemente pequeño para atravesar los hilos que forman el pañuelo y a un virus informático no lo van a detener trucos ideados por un aficionado mal informado.
Podremos seguir los ejemplos del virus de la viruela y del SIDA. En primer lugar, vacunar nuestros sistemas contra los agentes infecciosos conocidos con un antivirus de calidad y con actualizaciones diarias. Y seguir una serie de medidas higiénicas básicas que hemos ido repitiendo a lo largo de muchas semanas aquí.
Pero de todos modos, siempre estará presente la posibilidad de que Internet un día nos de un buen susto y deje de funcionar. Entonces ese día no tendremos correo electrónico, no podrán funcionar las televisiones, y quizá no podamos siquiera desplazarnos a nuestro trabajo. Aprovecharemos para sentarnos con los amigos y hablar de nuestras cosas, a conocernos un poco más y a dirigirnos a nuestros familiares sin una @ por medio.
Visto así... ¿no les apetece que Internet se caiga por un rato?