Post by Boricuas Online on Jul 2, 2005 23:48:25 GMT -5
¿Sonya? Sí, ella es…
TODO EL mundo lo sabe: Sonya Cortés es nuestro Orgullo Gay del 2004, y no podía ser de otra manera. Al igual que nuestra comunidad ha vivido momentos históricos en este año, la vida de esta chispeante mujer ha tocado el cielo a través de importantes lecciones para su crecimiento personal y nuevos retos para su trayectoria artística.
La noche de un sábado tranquilo empieza a caer cuando Sonya se presenta al estudio de Eugenio Luis para realizar una sesión fotográfica. Tan pronto llega, nos roba el corazón con su sencillez y su humildad, disculpándose por su retraso. De sólo verla, se perciben sus contrastes, esos que logran polarizar opiniones sobre su personalidad tan controvertida. Aunque es menuda, se nos revela sensual y voluptuosa. Al prepararse para el trabajo, su actitud denota la madurez de una mujer; sin embargo, su rostro sin maquillaje es el de una niña traviesa. Cuando se presenta formalmente, con su sonrisa pícara pero dulce, ya es imposible dudar que ella sí es: tan auténtica y tan sabrosa como la Sonya que hemos aprendido a amar en todas sus dimensiones—bailarina, animadora, bachatera, actriz y, sobre todo, mujer.
Al reevaluar su trayectoria profesional, Sonya admite su pasión por lo que hace –"un masoquismo", asegura. Ninguno de sus éxitos ha sido planificado y se los disfruta con libertad, sin apegarse demasiado a ellos. "Según llegaron las oportunidades a mi vida, las he ido aprovechando sin pensar que, después que vinieron, se van", admite con candidez. Por eso, cuenta a diario sus bendiciones, que recibe en el cariño del público que la sigue de manera incondicional. Tras su retiro temporero, ese afecto se hizo sentir aún más. "Estuve cuarenta días fuera de la radio y de la televisión y, cuando salía por ahí, todo el mundo me hacía sentir la obligación de tener que volver", recuerda con emoción.
Y es cierto: la extrañamos mucho porque –como cada noche en su programa radial De pecho—Sonya sí es una mujer que dice lo que piensa. Por ejemplo, se reafirma en la admiración que siente por el sexo femenino, aunque no es lesbiana. "Sin que me quede nada por dentro, siempre he dicho que la mujer me encanta. Lo digo porque [las mujeres] somos unas fajonas, luchadoras incansables que, contra viento y marea, siempre salimos adelante". Quizás por eso muchas mujeres la llaman, tanto para expresarle su admiración como para solicitarle consejo sobre sus vidas y sus problemas sexuales, sin importar su preferencia. De hecho, el cariño de sus admiradoras lesbianas la halaga y ella también las adora, aunque sólo las conozca "de oído", a través de la radio. "Pienso que soy un ejemplo para ellas por mi espíritu de lucha, pues he sabido escocotarme, tocar fondo y volver a levantarme con una sonrisa, con la misma alegría, como si nada hubiera pasado".
En cuanto a las caídas y los golpes de la vida, Sonya sí es experta. En su vida artística, ha bailado constantemente al son de muchas críticas, pero eso no la ha detenido. "Analizo los comentarios, y considero lo que pueda hacer para mejorar lo que es La Sonya como artista. Pero lo que no acepto son los [comentarios] que me insultan y me hieren, en especial de los que opinan sin conocerme", afirma con seriedad.
Tras su breve paso por la maternidad, se ha levantado con más ahínco para repetir, Dios mediante, su rol como creadora de vida. "Llevar a otro ser por dentro, mirando como tu cuerpo se transforma sin renegar de eso y, aún así tener amor para dar, es maravilloso", apunta con ternura. También, los golpes han revalidado el papel protagónico que desempeña la familia en su existencia. "Mi mamá, mi papá, mi hermana y mi sobrino son mis mejores amigos y confidentes; con ellos he compartido mis momentos más difíciles y los de mayor gloria en mi vida", nos dice, orgullosa. Y para completar, los anteriores tropiezos de su vida amorosa quedaron compensados con la llegada de Ediel Varela, con quien ya cumplió dos años de relación.
"No voy a decir que es una relación perfecta, porque eso no existe, pero es lo más parecido a lo que yo necesitaba en mi vida; ha funcionado porque nos dimos tiempo para conocernos y ser 'panas' antes de ser pareja", admite, muy sincera.
"La comunidad gay en general debe superarse en todo lo que pueda y hacer los ajustes que sean necesarios para que puedan respetar su forma de ser, porque son valientes que se han atrevido a ser quienes son, y eso es digno de admirarse".
Sea la animadora Anda pa'l cará o la cantante que celebra la salida de su nuevo disco, lo cierto es que Sonya Cortés sí es una mujer agradecida. Sus ojos se iluminan de emoción por este reconocimiento que la comunidad gay le confiere, al escogerla como su orgullo. "Esto cuenta mucho para mí, porque con esto siento que mi trabajo no ha sido en vano, que he sido respetada, y no sabes cómo me hace crecer como ser humano, aunque me quede en cinco dos de estatura", asegura, risueña. Y el orgullo es mutuo: Sonya reconoce su amor por la comunidad a través de sus primos homosexuales y primas lesbianas, a quienes aceptó y respetó desde que tiene uso de razón. Incluso, admite la posibilidad de que ellos pudieran repetirse en su descendencia.
"Yo no sé lo que [mis hijos] van a decidir sobre sus vidas, pero siempre los voy a amar y a respetar por lo que son, no por la persona que escojan para hacer sus vidas". También, Sonya se regocija en sus orígenes donde –según admite—"no hubo barra gay donde no me arrastré por las cunetas bailando", mientras compartía el escenario con grandes divas del travestismo nacional. Sin embargo, reflexiona con seriedad sobre la responsabilidad que debemos asumir, de cara al futuro: "La comunidad gay en general debe superarse en todo lo que pueda y hacer los ajustes que sean necesarios para que puedan respetar su forma de ser, porque son valientes que se han atrevido a ser quienes son, y eso es digno de admirarse".
Cuando nos despedimos de esta mujer de contrastes, tan humana como divina, nadie lo duda. ¿Sonya Cortés, nuestro orgullo? Pues claro que es… ¡y a mucha honra!
TODO EL mundo lo sabe: Sonya Cortés es nuestro Orgullo Gay del 2004, y no podía ser de otra manera. Al igual que nuestra comunidad ha vivido momentos históricos en este año, la vida de esta chispeante mujer ha tocado el cielo a través de importantes lecciones para su crecimiento personal y nuevos retos para su trayectoria artística.
La noche de un sábado tranquilo empieza a caer cuando Sonya se presenta al estudio de Eugenio Luis para realizar una sesión fotográfica. Tan pronto llega, nos roba el corazón con su sencillez y su humildad, disculpándose por su retraso. De sólo verla, se perciben sus contrastes, esos que logran polarizar opiniones sobre su personalidad tan controvertida. Aunque es menuda, se nos revela sensual y voluptuosa. Al prepararse para el trabajo, su actitud denota la madurez de una mujer; sin embargo, su rostro sin maquillaje es el de una niña traviesa. Cuando se presenta formalmente, con su sonrisa pícara pero dulce, ya es imposible dudar que ella sí es: tan auténtica y tan sabrosa como la Sonya que hemos aprendido a amar en todas sus dimensiones—bailarina, animadora, bachatera, actriz y, sobre todo, mujer.
Al reevaluar su trayectoria profesional, Sonya admite su pasión por lo que hace –"un masoquismo", asegura. Ninguno de sus éxitos ha sido planificado y se los disfruta con libertad, sin apegarse demasiado a ellos. "Según llegaron las oportunidades a mi vida, las he ido aprovechando sin pensar que, después que vinieron, se van", admite con candidez. Por eso, cuenta a diario sus bendiciones, que recibe en el cariño del público que la sigue de manera incondicional. Tras su retiro temporero, ese afecto se hizo sentir aún más. "Estuve cuarenta días fuera de la radio y de la televisión y, cuando salía por ahí, todo el mundo me hacía sentir la obligación de tener que volver", recuerda con emoción.
Y es cierto: la extrañamos mucho porque –como cada noche en su programa radial De pecho—Sonya sí es una mujer que dice lo que piensa. Por ejemplo, se reafirma en la admiración que siente por el sexo femenino, aunque no es lesbiana. "Sin que me quede nada por dentro, siempre he dicho que la mujer me encanta. Lo digo porque [las mujeres] somos unas fajonas, luchadoras incansables que, contra viento y marea, siempre salimos adelante". Quizás por eso muchas mujeres la llaman, tanto para expresarle su admiración como para solicitarle consejo sobre sus vidas y sus problemas sexuales, sin importar su preferencia. De hecho, el cariño de sus admiradoras lesbianas la halaga y ella también las adora, aunque sólo las conozca "de oído", a través de la radio. "Pienso que soy un ejemplo para ellas por mi espíritu de lucha, pues he sabido escocotarme, tocar fondo y volver a levantarme con una sonrisa, con la misma alegría, como si nada hubiera pasado".
En cuanto a las caídas y los golpes de la vida, Sonya sí es experta. En su vida artística, ha bailado constantemente al son de muchas críticas, pero eso no la ha detenido. "Analizo los comentarios, y considero lo que pueda hacer para mejorar lo que es La Sonya como artista. Pero lo que no acepto son los [comentarios] que me insultan y me hieren, en especial de los que opinan sin conocerme", afirma con seriedad.
Tras su breve paso por la maternidad, se ha levantado con más ahínco para repetir, Dios mediante, su rol como creadora de vida. "Llevar a otro ser por dentro, mirando como tu cuerpo se transforma sin renegar de eso y, aún así tener amor para dar, es maravilloso", apunta con ternura. También, los golpes han revalidado el papel protagónico que desempeña la familia en su existencia. "Mi mamá, mi papá, mi hermana y mi sobrino son mis mejores amigos y confidentes; con ellos he compartido mis momentos más difíciles y los de mayor gloria en mi vida", nos dice, orgullosa. Y para completar, los anteriores tropiezos de su vida amorosa quedaron compensados con la llegada de Ediel Varela, con quien ya cumplió dos años de relación.
"No voy a decir que es una relación perfecta, porque eso no existe, pero es lo más parecido a lo que yo necesitaba en mi vida; ha funcionado porque nos dimos tiempo para conocernos y ser 'panas' antes de ser pareja", admite, muy sincera.
"La comunidad gay en general debe superarse en todo lo que pueda y hacer los ajustes que sean necesarios para que puedan respetar su forma de ser, porque son valientes que se han atrevido a ser quienes son, y eso es digno de admirarse".
Sea la animadora Anda pa'l cará o la cantante que celebra la salida de su nuevo disco, lo cierto es que Sonya Cortés sí es una mujer agradecida. Sus ojos se iluminan de emoción por este reconocimiento que la comunidad gay le confiere, al escogerla como su orgullo. "Esto cuenta mucho para mí, porque con esto siento que mi trabajo no ha sido en vano, que he sido respetada, y no sabes cómo me hace crecer como ser humano, aunque me quede en cinco dos de estatura", asegura, risueña. Y el orgullo es mutuo: Sonya reconoce su amor por la comunidad a través de sus primos homosexuales y primas lesbianas, a quienes aceptó y respetó desde que tiene uso de razón. Incluso, admite la posibilidad de que ellos pudieran repetirse en su descendencia.
"Yo no sé lo que [mis hijos] van a decidir sobre sus vidas, pero siempre los voy a amar y a respetar por lo que son, no por la persona que escojan para hacer sus vidas". También, Sonya se regocija en sus orígenes donde –según admite—"no hubo barra gay donde no me arrastré por las cunetas bailando", mientras compartía el escenario con grandes divas del travestismo nacional. Sin embargo, reflexiona con seriedad sobre la responsabilidad que debemos asumir, de cara al futuro: "La comunidad gay en general debe superarse en todo lo que pueda y hacer los ajustes que sean necesarios para que puedan respetar su forma de ser, porque son valientes que se han atrevido a ser quienes son, y eso es digno de admirarse".
Cuando nos despedimos de esta mujer de contrastes, tan humana como divina, nadie lo duda. ¿Sonya Cortés, nuestro orgullo? Pues claro que es… ¡y a mucha honra!